- · El equipo invencible se construye a partir de los conceptos fundamentales del juego. Los conceptos son cualidades y valores abstractos, pero claros y distintos al entendimiento, que determinan la excelencia del equipo y su carácter invencible. Los conceptos se materializan de manera concreta y efectiva en el partido, y todas las actividades del entrenamiento deben estar orientadas a uno o varios conceptos.
- · Los conceptos implementan cualidades intrínsecas: esto quiere decir que forman parte del juego del equipo en todo momento, y no dependen de la situación anímica, del resultado o de las circunstancias del azar.
- · Los conceptos que constituyen un equipo invencible son: la identidad, la solidaridad, la responsabilidad, la autoridad, el liderazgo, el conocimiento, la resiliencia, el esfuerzo, la técnica, la comunicación y la creatividad.
- · Los dos conceptos más importantes del fútbol son la identidad y la creatividad. Sobre estos dos pilares se asientan los fundamentos del juego y del entrenamiento. Ambos son imprescindibles y se complementan el uno al otro: las deficiencias y desequilibrios observados en el rendimiento de un equipo pueden ser referidos a alguno de estos conceptos, e igualmente los equipos que muestran una mayor excelencia en el juego son aquellos que cumplen con los requisitos de esas dos ideas fundamentales.
- · La identidad sin creatividad es monótona y estéril. La creatividad no puede desarrollarse si no hay identidad.
- · Un partido sin creatividad no es un partido de fútbol. Por tanto la creatividad siempre debe ser el objetivo prioritario de la formación futbolística y del entrenamiento.
- · Un equipo sin identidad no es todavía un equipo, sino un grupo de personas que intentan construir un equipo de fútbol.
- · Los conceptos del fútbol se construyen a lo largo de toda la estructura del equipo, desde la portería hasta la delantera. Todos los miembros del equipo deben desarrollar los conceptos del fútbol.
Los conceptos del fútbol
Conceptos/Ejercicio
Después de analizar un partido el entrenador entiende que debe reforzar
el concepto de resiliencia. ¿Qué es lo mejor que puede hacer para planificar el
próximo entrenamiento?
a) No hay que hacer nada excepcional, el
concepto es una idea teórica que sirve para analizar el partido pero que no
pretende definir aspectos tácticos.
b) Aprenderse la definición del concepto de
resiliencia y dar una charla de al menos media hora a los jugadores para que se
les meta bien en la cabeza
c) Trabajar ejercicios de defensa en inferioridad
numérica, control del balón y coberturas.
d) El entrenador debe considerar qué aspectos han
evidenciado un nivel de resiliencia insuficiente y elegir los ejercicios
adecuados para corregirlos.
La primera respuesta es incorrecta: el concepto es una cualidad
abstracta, pero que se materializa en acciones concretas en los entrenamientos
y en los partidos. La segunda corresponde a una interpretación errónea del
método: los conceptos no se asimilan con charlas académicas sino que se
implementan en los ejercicios del entrenamiento y en los partidos. La respuesta
correcta es la d).
Los ejercicios indicados en la respuesta c) pueden servir en
efecto para reforzar la resiliencia, además de otros conceptos. Sin embargo los
conceptos no se asocian de forma predeterminada a un conjunto de ejercicios,
sino que éstos se eligen de forma específica dependiendo de la forma precisa en
que el concepto debe ser reforzado. La reacción del equipo al quedarse en
inferioridad numérica pone a prueba sin duda su resiliencia, pero también la
reacción sicológica derivada de fallar un penalti o recibir un gol en claro
fuera de juego. ¿Qué ejercicios se podrían proponer para reforzar la
resiliencia en estos dos últimos casos?
Conceptos/Ejercicio
El padre de un niño de un equipo de alevines está muy preocupado y
molesto porque su hijo no es titular este año, aunque ha jugado casi todo el
segundo tiempo en los últimos partidos. ¿Qué es lo mejor que puede hacer ante
esta situación?
a) Buscar otro equipo donde tenga más minutos,
ya que lo más importante para el niño a esa edad es jugar al fútbol
b) Los padres deben buscar inmediatamente
asistencia psicológica porque esta situación les puede generar mucha zozobra y
estrés, pero no conviene intervenir en el plan de formación del niño
c) Preguntar al niño qué opina de su rol en el
equipo y clarificar con el entrenador por qué no es titular
d) Revisar los conceptos del coaching y ver en
qué puede mejorar
La respuesta b) puede parecer exagerada y divertida, pero realmente he
visto casos de padres que lo han pasado muy mal por una situación parecida, que
por otra parte es muy común en esas etapas. Lo cierto es que son los padres
quienes generalmente lo pasan peor en estos casos. La infancia es una época
crítica de formación, pero además es la edad de las grandes expectativas: los
padres quieren para sus hijos la mayor proyección posible y que gocen de las
mejores oportunidades. Cuando ven peligrar esas aspiraciones pueden llegar a
sufrir un gran desequilibrio emocional. Lo primero de todo es proteger a los
niños de esa tensión. La formación en el fútbol no debe convertirse en un
rompeolas del estado emocional de los padres. En cualquier caso, la respuesta
no es correcta porque los padres deben participar en el proceso de formación de
los niños.
¿Qué se puede hacer entonces? El escenario implica varios agentes
involucrados y bastante implicación emocional: por ello puede ser difícil saber
cuál debe ser la actitud más adecuada. En estos casos es útil aplicar el “razonamiento
inverso”: identificar qué es lo que no queremos que suceda de ninguna forma, y
obrar en consecuencia. Es posible que alberguemos algunas aspiraciones sobre el
futuro deportivo del niño, pero en cualquier caso lo que no queremos en ningún
caso es que el niño se desanime o se desmotive y deje de practicar deporte,
¿verdad?
Ahora que ya tenemos claro qué es lo importante, podemos analizar la
situación más en detalle mediante el método inferencial. Este consiste en
identificar las posibles causas del problema, su verosimilitud y las acciones
adecuadas para cada una. (Este método es parecido a lo que se conoce
técnicamente como un “árbol de decisión”). En primer lugar, es posible que el
niño esté rindiendo muy bien, pero que el entrenador no sepa o no quiera
reconocerlo. De acuerdo a mi experiencia esta situación se produce raramente,
ya que el entrenador casi siempre quiere conformar el equipo más competitivo,
pero curiosamente es la que se contempla con más asiduidad por parte de los
padres. Otra posibilidad es que el juego del niño no sea muy vistoso o fácil de
apreciar, a pesar de que su rendimiento efectivo sea mejor que otros. Este caso
puede darse, ya que el equipo es un sistema emergente, en el que no es evidente
a veces reconocer a los jugadores que más contribuyen a su identidad y su
rendimiento. Lo bueno de esta situación es que enseguida se hará evidente al
comparar el funcionamiento del equipo con y sin la presencia del jugador. La
situación más normal, pero al mismo tiempo la más difícil de reconocer por
parte de los padres, es que realmente hay otros niños que merecen la
titularidad más que su hijo.
Las respuestas c) y d) son correctas, pero primero hay que preguntar al
niño cómo se siente. Es posible que esté disfrutando y que asuma con
naturalidad su suplencia. Sea así o no, hay que averiguar cómo puede mejorar
para ser más competitivo, ganarse la confianza del entrenador y jugar más
minutos. Para ello es conveniente hablar con el entrenador, aunque la respuesta
más común será que hay otros niños en el equipo que se están ganando la
titularidad tanto o más que él. Revisar los conceptos de este tratado servirán
para identificar dónde se puede mejorar. Mientras el niño esté en el equipo, la
suplencia debe enfocarse como un reto y una oportunidad de superación. Recuerde
el dicho: “si quieres resultados diferentes, haz cosas diferentes”. La
suplencia puede servir para indicar las capacidades que es necesario mejorar:
de hecho, la formación en un equipo competitivo sirve para eso, no para aplicar
lo que ya se hace bien en el patio del colegio, a pesar de que la primera reacción
es razonar al contrario: “Si mi hijo hace esto y lo otro muy bien, ¿por qué no
es titular?”. Por otra parte, tener la titularidad asegurada puede fomentar el
estancamiento y no tener la motivación de mejorar o asumir el riesgo de
intentar cosas nuevas. La historia del deporte está lleno de casos de
superación y reinvención: de hecho, es esta la base del espíritu deportivo.
Cambiar de equipo debe ser una opción posterior. Si el niño no está a
gusto en el equipo, esta puede ser una posibilidad para evitar que deje de
practicar deporte. Sin embargo los niños tienen un fuerte sentido gregario y se
identifican con su equipo y sus amigos. Frecuentemente ellos prefieren quedarse
en su equipo; a menos que se les ofrezca pasar a un equipo superior, porque los
niños también son muy competitivo). Si se busca un equipo equivalente, no hay
garantías de que en un grupo nuevo vaya a tener más protagonismo y minutos. Si
juega en un equipo inferior, el nivel de competitividad será menor y es posible
que disfrute menos de la práctica deportiva.
Los conceptos: delimitación
Conceptos/Ejercicio
Un niño ha mostrado siempre unas buena disposición y capacidad para las matemáticas. De vez en cuando sus padres hacen ejercicios con él en casa. Sin embargo en la última evaluación su calificación ha bajado. Los padres han mostrado su enfado y su preocupación al niño. ¿Qué debe hacer el tutor?
a) Debe explicarle a los padres que no se preocupen, lo importante es que el niño se divierta y si se le presiona puede ser contraproducente.
b) Debe dejar bien claro a los padres que no deben interferir en el proceso de formación del niño, ya que ellos no son especialistas en enseñanza
c) Lo mejor es analizar los factores que pueden haber generado el menor rendimiento del niño en la presente evaluación y hablarlo con los padres en una reunión personal
d) No hay que hacer nada si los padres no solicitan una explicación formal
La respuesta correcta es la d). Los niños pueden bajar su rendimiento en un momento puntual, posiblemente porque algún examen le saliera peor. Si los padres no lo requieren, no es necesario tratar el asunto tal y como sugiere en c). En caso de que los padres lo solicitasen, esta última sí sería la respuesta correcta.
El párrafo anterior describe una situación normal y corriente en nuestros colegios. Para el contenido de este tratado, lo interesante son las respuestas a) y b). Es sorprendente que representen puntos de vista bastante comunes en la formación deportiva. Evidentemente no son correctas, porque afrontan un aspecto esencial del niño –su formación- de una manera negligente. Es muy deseable que el niño se divierta, pero lo importante en este caso es conseguir que su rendimiento en la asignatura siga siendo satisfactorio. Por otra parte, ¿cómo se puede exigir que los padres no participen en el proceso de formación? Los padres son y deben ser agentes fundamentales en el proyecto de aprendizaje del niño. Esto parece una obviedad, pero en el caso de la formación deportiva se escuchan frecuentemente opiniones que tienden a excluir a los padres de ese proceso, ya que se les considera agentes tóxicos. Esta postura es totalmente errónea y además es en la mayor parte de los casos imposible. El resultado es que en muchos casos se genera un ambiente de desconcierto, frustración e incomunicación entre las partes. Los padres siempre se interesarán por el rendimiento deportivo de su hijo, y además tratarán de interferir en él si ven que este no es adecuado. Así es y así debe ser. La falta de dedicación de los padres a la formación del niño contribuirá a generar una personalidad marcada por el cinismo, la indiferencia, la inseguridad y la falta de compromiso. Cualquier estrategia que aparte a los padres de la educación estará descuidando aspectos fundamentales de todo proyecto deportivo o de cualquier otro tipo, como son la gestión de los agentes involucrados y la gestión de la comunicación.



No hay comentarios:
Publicar un comentario