Introducción

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lunes, 19 de marzo de 2018

El partido




  • ·         Un partido de fútbol es un evento irrepetible, pues consiste en la ejecución de una actividad que transcurre en un instante preciso y único del espacio y del tiempo. Esta idea constituye la base fundamental del entendimiento del juego.
  • ·     Un partido de fútbol es un evento irreversible. Todo partido realiza una medición sobre el equipo. Pero esta medición no es una medición clásica, sino más bien del tipo que se considera en la ciencia actual: es decir, un evento que determina el estado del sistema interfiriendo con él y modificándolo. Esto quiere decir que el partido genera una asimetría en el estatus del equipo en relación con el antes y después, y lo que sucede en un partido no puede modificarse después de su finalización. Esta es la segunda idea fundamental del entendimiento del juego.
  • ·         Un partido de fútbol es un evento imprevisible. El resultado de un partido no puede preverse de antemano, pues lo que sucede el terreno de juego está sujeto a múltiples factores que incluyen no solamente las capacidades de los jugadores sino también las circunstancias particulares del momento, que son únicas e irrepetibles, y que además incluyen una componente azarosa. Las circunstancias azarosas, tanto positivas como negativas, no influyen en la excelencia del equipo.
  • ·         Un partido de fútbol es un evento intransferible. El partido lo juegan los jugadores. El partido se desarrolla en un escenario físico y psicológico específico en el que participan únicamente ellos. En este sentido, los jugadores están solos en el campo. El entrenador debe facilitar que los jugadores sean capaces de desarrollar su máxima capacidad en ese entorno cerrado, y tomen sus propias decisiones.




El partido/Ejercicio

En un buen partido, el equipo empata a dos con uno de los equipos más fuertes de la liga. El primer gol fue consecuencia de un penalti inexistente (una mano involuntaria) a poco de comenzar el encuentro. El equipo remontó pero al final el segundo gol llegó a consecuencia de un resbalón del central. ¿Qué habría que corregir o reforzar?

a)      No hay que corregir nada, el equipo ha hecho un buen partido
b)      Hay que reforzar la técnica del central
c)       Hay que reforzar la personalidad del equipo, ya que la suerte tiende a beneficiar a quien la busca
d)      Hay que reforzar el carácter atacante del equipo para meter más goles, porque es evidente que el equipo tiene mala suerte

Un partido es un evento imprevisible. Lo que sucede el terreno de juego está sujeto a múltiples factores, entre los que se incluyen los incidentes del azar. Una decisión desacertada del árbitro y un resbalón son incidentes completamente azarosos. El azar no puede evitarse ni corregirse. Ninguna técnica puede evitar que un jugador sufra un resbalón en un momento dado, y la suerte no es para quien la busca: es por definición incontrolable. No existen equipos con buena o mala suerte, ni tampoco existe eso que se llama “la suerte del campeón”.

El cerebro es un instrumento altamente especializado en la búsqueda de patrones, explicaciones y modelos… incluso cuando estos no existen. Cuando no hay un porqué justificable, la mente tenderá a inventarlo mediante sesgos y falacias. En general, las explicaciones que justifican o racionalizan las consecuencias del azar caen en algún tipo de falacia del razonamiento, como pueden ser la falacia de la causa única, la disonancia cognitiva, o la autoconfirmación. El equipo jugó bien y reforzó su identidad, pero en esta ocasión la mala suerte le perjudicó en dos acciones relevantes. El texto del problema no permite identificar ninguna deficiencia, y sirve para ilustrar un error muy común en el análisis del rendimiento, que es tratar de buscar fallos y culpables en lo que es pura y simplemente mala suerte. La respuesta correcta es la a).

El problema descrito anteriormente constituye una verdadera epidemia entre los agentes involucrados en la formación, y debemos mantenernos siempre alerta para prevenirlo. En los sistemas que tienen la capacidad de aprender de la experiencia, como es un equipo de fútbol, un problema común es el “sobreaprendizaje”: incidir en una corrección particular que genera un comportamiento más rígido, y por tanto una menor capacidad de adaptación a un escenario posterior. Otro problema relacionado es el “enfoque séptico”, que consiste en perjudicar el rendimiento global o parcial del sistema al intentar corregir una parte del mismo. Las estrategias que interpretan las consecuencias inevitables del azar a deficiencias que en realidad no existen corren el riesgo de causar los problemas anteriores.

Por otro lado, la metodología basada en conceptos que se presenta en este tratado es sistémicas y expansiva. Sistémica, porque la mejora de un concepto siempre incidirá positivamente en el resto de conceptos; y expansiva, porque trabajando un concepto siempre se amplía la capacidad de respuesta ante escenarios diferentes.





El partido/Ejercicio
El niño compite en primer año de alevines en uno de los equipos de más nivel de la ciudad. El padre regresa a casa en el coche con su hijo. Hoy han perdido, el equipo contrario ha jugado mejor. Aunque en general está haciendo una buena temporada, el niño hoy no ha hecho un buen partido. Ha entrado poco en juego y parecía apático y desganado en el campo. ¿Cuál es la mejor manera de afrontar la situación?

a)      Lo mejor es poner la radio y no comentar nada, el aprendizaje es cosa de los formadores
b)      Con cariño y buenas palabras hay que recordarle al niño que tiene que esforzarse porque el deporte es muy importante para su educación
c)       Hay que recordarle al niño de manera clara y contundente que el fútbol es un deporte muy competitivo, que toda la familia está haciendo un gran esfuerzo para que juegue en ese equipo y que si no rinde se quedará fuera
d)      Dar un paseo por la tarde o al día siguiente y comentar el partido

Los niños que juegan en un equipo así son listos, son competitivos y quieren ganar. Las opciones b) y c) no aportan ninguna información ni elementos para el aprendizaje, más bien aumentarán su disgusto y su frustración. La primera respuesta hace una sugerencia muy recomendable: poner la radio o hablar de otra cosa.

Un partido de fútbol es un evento irrepetible, pues consiste en la ejecución de una actividad que transcurre en un instante preciso y único del espacio y del tiempo. Ese instante único se sitúa concretamente en la infancia de nuestros hijos.

Además el partido es un evento intransferible. Lo juegan los jugadores. Ellos saben mejor que nosotros lo que ha sucedido en el terreno de juego. Lo que se ve desde fuera es una percepción incompleta, diferente y parcial.

La mejor respuesta es la d). Demos un paseo tranquilamente para comentar el partido cuando se nos haya pasado el disgusto lógico de perder. Dejemos que el jugador exponga su experiencia. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué ha pasado? ¿Qué hay que hacer?

Aprovechemos para compartir con él o ella una actividad que nos une a ambos, en una etapa en la que esa unión entre padres e hijos es más fuerte que nunca. Así es la vida y así debe ser: un poco más tarde, durante la adolescencia, se iniciará un distanciamiento que seguramente durará muchos años. De hecho, en los años siguientes pueden pasar muchas cosas. Quizás el niño se convierta en una estrella del fútbol, lo cual es a priori muy improbable. Más probablemente, nuestro hijo nos sobrevivirá – ojalá- muchos años. Y lo que es seguro: el recuerdo de su experiencia deportiva le acompañará toda la vida, constantemente, año tras año, firmemente grabada en su memoria. Esos recuerdos le definirán y le identificarán. Podríamos contribuir a que esos recuerdos remitan a un ambiente de insatisfacción y de inseguridad. Pero también podemos hacer que esa experiencia contribuya a formar una personalidad caracterizada por la seguridad en sí mismo, la resistencia a la adversidad, la solidaridad, el esfuerzo controlado y la creatividad.

Es una gran oportunidad. Aprovechémosla.